Investigadores del Computational Story Laboratory analizaron más de 1700 novelas para determinar solo seis tipos de historias principales, en las que se encuentran tanto los clásicos como la gran mayoría de las que se producen en la actualidad.
En una conferencia de 1995, Vonnegut dibujó en una pizarra los arcos que puede tener una historia, representando en una gráfica sencilla cómo la fortuna del protagonista cambia a lo largo de la narración en un eje que va de “bueno” a “malo”. Los arcos incluyen el llamado ‘hombre en el agujero’, en el que el protagonista se mete en problemas y luego sale de nuevo (“¡la gente ama esa historia, nunca se cansan de ella!”) Y “el chico se lleva a la chica”, en la que el protagonista encuentra algo maravilloso, lo pierde, luego lo recupera al final.
Estos dos sencillos arcos son los que más nos gusta leer (o ver, si es una película, por ejemplo), y la trama de la gran mayoría de las historias, en cualquier formato, que consumimos. En total, se pueden contabilizar solo seis tramas para contar historias que nos atraen:
1. De la pobreza a la riqueza: un aumento constante de la mala a la buena fortuna
2. De la riquezas a la pobreza: una caída de un sitio bueno hacia uno malo, una tragedia
3. Ícaro: un aumento seguido de una caída de la fortuna
4. Edipo: una caída, un aumento y luego una caída de nuevo
5. Cenicienta: subida, caída, subida
6. Hombre en un agujero – caída, subida
Pero esto ya se sabía por lo menos desde Aristóteles, y la ciencia lo corrobora.
Por ejemplo, el análisis de la trama de “La divina comedia”, que se engloba en el punto 1 – De la pobreza a la riqueza: