Si eres tan inteligente, ¿por qué no eres rico? Resulta que es solo una cuestión de suerte.
Las personas más exitosas no son las más talentosas, solo las más afortunadas, confirma un nuevo modelo informático de creación de riqueza. Tener esto en cuenta puede maximizar el rendimiento de muchos tipos de inversión.
La distribución de la riqueza sigue un patrón conocido a veces llamado regla 80:20: el 80 por ciento de la riqueza es propiedad del 20 por ciento de las personas. De hecho, un informe del año pasado concluyó que solo ocho hombres tenían una riqueza total equivalente a la de los 3.800 millones de personas más pobres del mundo.
Esto parece ocurrir en todas las sociedades en todas las escalas. Es un patrón bien estudiado llamado ley de poder que surge en una amplia gama de fenómenos sociales. Pero la distribución de la riqueza es una de las más controvertidas debido a los problemas que plantea sobre la equidad y el mérito. ¿Por qué tan poca gente tiene tanta riqueza?
La respuesta convencional es que vivimos en una meritocracia en la que las personas son recompensadas por su talento, inteligencia, esfuerzo, etc. Con el tiempo, mucha gente piensa, esto se traduce en la distribución de la riqueza que observamos, aunque una saludable dosis de suerte puede desempeñar un papel.
Pero hay un problema con esta idea: mientras que la distribución de la riqueza sigue una ley de poder, la distribución de las habilidades humanas generalmente sigue una distribución normal que es simétrica respecto de un valor promedio. Por ejemplo, la inteligencia, medida por las pruebas de cociente intelectual, sigue este patrón. El CI promedio es 100, pero nadie tiene un cociente intelectual de 1,000 o 10,000.
Lo mismo ocurre con el esfuerzo, medido por las horas trabajadas. Algunas personas trabajan más horas que el promedio y otras trabajan menos, pero nadie trabaja mil millones de veces más que cualquier otra persona.
Y sin embargo, cuando se trata de recompensas por este trabajo, algunas personas tienen miles de millones de veces más riqueza que otras personas. Además, numerosos estudios han demostrado que las personas más ricas generalmente no son las más talentosas con otras medidas.
¿Qué factores, entonces, determinan cómo los individuos se hacen ricos? ¿Podría ser que la oportunidad juega un papel más importante de lo que cualquiera esperaba? ¿Y cómo pueden explotarse estos factores, cualesquiera que sean, para hacer del mundo un lugar mejor y más justo?
Hoy recibimos una respuesta gracias al trabajo de Alessandro Pluchino en la Universidad de Catania en Italia y un par de colegas. Estos chicos han creado un modelo por ordenador de talento humano y la forma en que la gente lo usa para explotar las oportunidades en la vida. El modelo permite al equipo estudiar el papel del azar en este proceso.
Los resultados son algo así como una revelación. Sus simulaciones reproducen con precisión la distribución de riqueza en el mundo real. Pero los individuos más ricos no son los más talentosos (aunque deben tener un cierto nivel de talento). Ellos son los más afortunados. Y esto tiene implicaciones significativas para la forma en que las sociedades pueden optimizar los rendimientos que obtienen por inversiones en todo, desde negocios hasta ciencia.
Si la mayoría ya sospechábamos que es más importante la suerte que el mérito en general, ahora se puede demostrar matemáticamente (MIT)