Tienes que estar muy seguro de que vas a ganar para celebrarlo antes de que suceda. Algunas veces sucede porque no has visto a tu rival, otras porque has calculado mal la distancia, y otras porque cometes un error impensable justo al final. Pero las más divertidas son, sin duda, en las que alguien no sabe dónde está la marca, como por ejemplo en el caso del segundo 50: