Si alguna vez has notado que después de ir a la piscina tienes más hambre de lo normal, no estás solo. Hacer ejercicio abre el apetito, pero hacerlo en una piscina, o en el mar, añade una capa extra.
Por supuesto, hacer ejercicio quema calorías, lo que indica al cuerpo que tenemos que reponerlas. Nadar no añade un gasto extra de calorías, entonces, ¿por qué tenemos esta sensación?
La respuesta está en este estudio que muestra una correlación entre hacer ejercicio en un ambiente frío y hambre. A un ambiente más frío, más hambre. Esto es porque mantener el cuerpo a una temperatura adecuada requiere un enorme gaste de energía.
Por lo tanto, si no quieres darte un atracón después de realizar deportes acuáticos y arruinar el ejercicio, puedes calentar después de salir del agua mediante ejercicios suaves, meterte en otra piscina con el agua más caliente o pasarte un rato por la sauna.