¿Se puede entrenar a un gato?

Se entrenó a un perro de raza Border collie llamado Chaser para reconocer y responder a 1,022 nombres. La extensión del vocabulario Chaser es sorprendente, pero no extraña a nadie que un perro pueda ser entrenado para sentarse, quedarse, o ir a buscar objetos determinados debajo del sofá. ¿Qué pasa con un gato? ¿Es posible entrenar a un gato?

La respuesta es que sí se puede entrenar a un gato, pero será muy difícil.

Los gatos fueron domesticados hace unos 9.000 años, y fueron utilizados originalmente para cazar ratones. Lo más probable es que fueron seleccionados por sus habilidades de caza en solitario, no por la agudeza social particular o la inclinación a seguir instrucciones. (los perros, en cambio, fueron seleccionados por esos rasgos.) Eso no significa que no se pueda entrenar a un gato, sino que sólo significa que no siempre responden a las mismas recompensas que los perros.

Mientras que algunos perros se contentan con una palmadita en la cabeza y un “¡buen chico!” a cambio de un comportamiento adecuado, los gatos suelen responder a comida y pueden ser más lento para aprender nuevos trucos. Aun así, ambas especies pueden ser entrenados con los mismos métodos. (Los más comunes son el refuerzo positivo, el entrenamiento del clicker, y la orientación.) Los gatos pueden ser entrenados para usar un inodoro en vez de una caja de arena, seguir a sus dueños con una orden, o realizar un choca esos cinco.

Los perros tienen cerebros más grandes que los gatos, tanto en términos absolutos como en relación con el tamaño de sus cuerpos. Esa característica puede haber evolucionado para ayudar a satisfacer las demandas sociales de la vida en sitios cerrados. Y una mayor sociabilidad podría a su vez haberles hecho mejores en la lectura y comprensión de las expresiones faciales humanas y las órdenes.

Si es posible entrenar a los gatos, ¿por qué no lo hacemos más a menudo? Los gatos son menos molestia que los perros cuando se portan mal. Mientras que un perro hiperactivo puede destrozar hasta las cortinas y el sofá, un gato problemático tiende a ser desobediente en formas más sutiles como despertarte a las 5 am para el desayuno. Los gatos también son más silenciosos y menos propensos a babear en sus pertenencias o saltar sobre los extraños. Cuando los gatos desarrollan problemas de comportamiento, sus propietarios están más dispuestos a aceptar e ignorar la cuestión, en lugar de embarcarse en un protocolo de entrenamiento.

(Vía Slate)