La ira nos hace irracionales

Vivimos en un mundo donde la rapidez es lo normal para la mayoría. La gente quiere hacer todo más y más rápido. Sin embargo, nuestro mundo no sólo es complicado, si no también complejo. Cuando nos falla la paciencia y la persistencia, tendemos a enfadarnos, a enojarnos, y a perder el equilibrio emocional como respuesta a una situación desfavorable y esto solo empeora las cosas. En otras palabras, la gente pierde la calma por el incumplimiento de plazos, por retrasos en la entrega de trabajos, porque el autobús de la mañana llega tarde, o por llegar tarde a la oficina debido a la congestión del tráfico, por ejemplo. Con estos antecedentes, es evidente que no podemos controlar nuestras propias emociones y mucho menos controlar el mundo que nos rodea.

Anatomía de la ira

La furia, cólera, bronca o cabreo, como quieras llamarlo, es común cuando la gente deja a las circunstancias adversas controlar sus emociones. Por otra parte, la gente se enfada cuando están molestos, abatidos, impotentes, o bajo presión. Cuando las personas están en un estado emocional alterado, la ira puede subir rápidamente, incluso cuando hay poca provocación. Cuando una persona se irrita, la ira secuestra la mente de la persona y hace que la persona hable o actúe sin ningún tipo de control. Cuando una persona se desencadena en un ataque de furia, saca su parte irracional y carente de emociones por el resto de persona.

Manejo de la ira reprimida

Además, las personas pueden reprimir su ira ante el temor a las represalias, o la represión. Sin embargo, la ira reprimida va a encontrar otra manera de salir a la superficie. Cuando se reprime el tiempo suficiente, la ira puede desencadenar diversos trastornos psicológicos como la depresión nerviosa, el trauma y la ansiedad, por nombrar algunos. Sin embargo, podemos optar por vivir de manera diferente. En vez de dejar que la la ira tome el control sobre nosotros, es fácil disiparla si nos lo proponemos. Sin embargo, se necesita práctica y paciencia para reinar en nuestras emociones y dejar que el mejor sentido prevalezca, antes de que la ira lleve al daño irreparable a nuestra salud y a nuestras relaciones. Debemos aprender a respirar profundamente, inhalando y exhalando lentamente a ritmo controlado, para disipar el enojo rápidamente.

Consciente de la respiración y la meditación

La respiración y la meditación son dos formas sencillas para redirigir la energía discordante y empezar de nuevo. Se puede realizar la respiración consciente en cualquier momento mediante la adopción de varias respiraciones profundas mientras la sensación de ese aire da vida a nuestro cuerpo. La meditación es un tiempo de pausa del mundo exterior y al cabo de tan sólo diez minutos, o más, dependiendo de su interés y dedicación, se notarán los resultados.

Además, es importante saber la causa de nuestra ira. El enojo puede ser causado debido a la incapacidad para llevar a cabo nuestras expectativas, los fracasos, los resentimientos, los celos, la codicia, la impaciencia, la intolerancia, por nombrar algunos. Debemos abordar los problemas que están causando la ira que no sólo nos ruina individual, sino también a nuestra familia y otras relaciones.