Probablemente, Lost es una serie que va de mezclar muchos mundos, y con un gran éxito en esta misión: podemos estar viendo una semana una historia sobre la supervivencia en una isla, a la siguiente sobre unos criminales en los barrios bajos de una ciudad cualquiera, pasando por una historia victoriana del siglo 19 para acabar en un laboratorio con experimentos de electromagnetismo sin que nos parezca raro.
Sin embargo, y aunque al final todas las piezas encajen – eso esperamos todos por lo menos – hay “partes” de Lost que son bastante malas, por decirlo así: que si el humo negro, que si la lucha entre dos dioses que representan el bien y el mal… algo aburrido.
El Lost Real, el Lost que da sentido a la serie y el que nos proporciona el mayor disfrute y emoción, no es otro que el que se ha visto en este capítulo, el Lost S06E11 – Happily Ever After –. Es justo en el que salen Desmond y más aún, Daniel Faraday, el físico-músico (algo muy real y típico), el Faraday hijo de Caherles Widmore, medio hermano de Penny y que en realidad se llama Daniel Faraday… ese Lost donde se habla de física, de presionar botones como en la primera temporada y que es lo que nos volvió locos… de electromagnetismo… el que hace ridículas las historias de tiros entre los buenos y los malos, los humos negros que son personas, los dioses jugando al ajedrez….
Así ha sido a lo largo de las temporadas… capítulos y capítulos penosos para ver el torso desnudo de Sawyer hasta que aparece el capítulo de Faraday y Desmond que arregla la serie. Creo que después de este capítulo, el resto de los que faltan deberían de ir en este camino: centrarse en Desmond y Faraday y evitar ya toda la aburrida parafernalia para fanboys.
Claro, que no será así, pero seguro que todavía tenemos algún que otro buen capítulo.
