No cabe duda de que la red puede ser un lugar muy competitivo. Para Mercí¨ Molist,”Las 18 Tácticas de las Grandes Princesas Guerreras” es una buena forma de moverse por el mapa de la selva de esta nueva era y una inspiración para el activismo digital. Merece la pena leer esta traducción.
ARMAS DE MUJER PARA GUERREROS DE LA RED
Cuando empecé a usar Linux, un amigo preguntó qué me parecía y me sorprendí dándole un adjetivo: femenino. Recién llegada del masculino Windows -masculino como el sistema social del que es bandera-, Linux te parece femenino. Los repositorios son las ubres de la Gran Madre, su apertura y flexibilidad destilan feminidad, mil colores de telas indias tejidas a mano en comunidad.
Un día, alguien dirá que la forma de luchar de Richard Stallman no difiere de la de Gandhi. Ambas son femeninas. Internet, en las lenguas con género, es femenina. Tierra negra fértil de creatividad, consciencia abierta de planeta.
He visto esta feminidad en los constructores de la era digital. En sus guerreros, que aprenden a caminar por el terreno del yin, olvidado hace milenios. Tengo algo que quizás sea de su interés y, por qué no, de sus “enemigos”.
Un mapa de la selva de esta nueva era, una inspiración para el activismo digital. Un libro, descubierto en una oscura librería de Dublín: “The Princessa. Machiavelli for Women” (Harriet Rubin. Bloomsbury Publishing. 1977 London). Dentro viven “Las 18 Tácticas de las Grandes Princesas Guerreras”. Traducidas y adaptadas para vosotros, príncipes, magos, elfos, duendes, guerreros de la red.
1. Piensa con el cuerpo
Imagínate más como un escudo humano que como una espada. Tu mente debe detener la hostilidad del oponente, ser un arma pasiva, firme como un muro.
2. Abandona toda noción de ojo-por-ojo
Gandhi llamaba a esta táctica “ahimsa”, que significa negarse a herir a otros. Significa no responder de ninguna forma, ni tan sólo en tu mente.
3. Obra como si tu enemigo fuese tu aliado
a) Detecta las vulnerabilidades de tu enemigo, de una forma tierna. Cuando Gandhi proponía permanecer en el exterior mientra caían las bombas, estaba diciendo que se sentía más a salvo que el piloto, quien tenía que protegerse con toneladas de maquinaria de guerra. Gandhi estaba protegido por su convicciones, mucho más fuertes.
b) Dile a tu oponente que tiene un carácter fuerte y generoso, aunque a veces no lo parezca, y la fuerza y la generosidad se harán más fuertes en él. La gente se eleva ante las expectativas heroicas que se tienen de ellos y trabaja duro para llegar a ellas. Cuidado: las expectativas se expresan con amor, las demandas, con ira.
c) Reconoce que tu enemigo está oprimido por un adversario más grande. Apelar al enemigo que ambos teneis en común le ayuda a relajar su antagonismo hacia tí. Y animar su heroismo le convierte en tu colaborador.
4. Crea una gran red
Crea un red de apoyo. Una red es difícil de atacar porque su fuerza se extiende. Los rebeldes zapatistas hablan mucho más que luchan. Cuando les atacan, se dirigen a su red de amigos y grupos interesados. Juntos crean un “lobby”. No necesitan un ejército, sólo compartir una idea que interesa a mucha gente. Pide ayuda a la gente y asegúrate de que saben lo que defiendes.
5. Sé más como el enemigo que él mismo
a) Adoptar su postura sorprende al enemigo. Cuando te enfrentas a un adversario que parece estarse haciendo cada vez más grande, hagas lo que hagas, un cambio rápido, un “shock”, va muy bien.
Un grupo de rock de Europa del Este, llamado Laibach, encontró una solución ingeniosa: en vez de atacar a los dictadores, empezaron a actuar como ellos. Definían a su enemigo como su amigo, adoptaron sus ideas… El convertirse en un espejo de su adversario tuvo un gran impacto. Todo el mundo empezó a preguntarse: ¿Qué está pasando? Laibach no habían cambiado su forma de pensar, pero sabían que reaccionar con ira contra el gran enemigo no habría servido de nada. En cambio, al hacer que la gente se preguntase si realmente habían cambiado de bando, provocaban que empezasen a pensar por ellos mismos.
b) Cuando una mujer lucha contra “la opresión machista blanca”, los machistas blancos sólo se hacen más fuertes y resistentes. Refuerzas el comportamiento que odias con tu ira y demandas. La polarización fuerza a cada bando hacia posiciones de mayor hostilidad.
6. Reduce el conflicto a su esencia
Ver los puntos esenciales de cada situación ayuda a evitar caros desgastes de energía. Deja atrás el ego, los celos, tus propias normas. La verdad es simple, clara, deja que te guíe.
7. Resiste al poder, no lo ataques directamente
Confía en la táctica del “Como Si”. Actúa como si el poder que quieres ya fuese tuyo. Gandhi no atacó directamente a los británicos, se resistió a sus edictos y actuó como si la gente de India tuviese el poder total, como si ya hubiese ganado la libertad y los británicos tuviesen que reconocerlo. Cuando actúas como si ya se hubiese cumplido lo que deseas, convences a los otros de que realmente es así.
8. Estudia cada situación a partir de su opuesto
a) El poder siempre contiene las semillas de su inestabilidad. Contradice en vez de enfrentarte a él. Pregúntate: ¿Cuál es la mayor fuerza de mi enemigo? En esta fuerza está su debilidad. Si la mayor fuerza de tu enemigo es la rapidez, ve a por la calidad.
b) Estás en una reunión donde el poder está dominado por X, quien está atacando tus habilidades. Ve al extremo opuesto. No te defiendas. Recomienda un curso diferente de acción y sácale de su escenario. O desvía su poder invitando a otros a unirse a la discusión.
9. Préparate para ser herido y no herir a tu vez
La venganza hace fuerte al enemigo. En vez de eso, sé vulnerable. Dí la verdad en un contexto en que todo el mundo calla. Se abierto cuando el resto llevan corazas. Acepta cuando todos están rechazando. Puede ser que te hieran. Te herirán. Pero en una confrontación en la que muestras apertura, una herida es menos dolorosa que cuando te autoproteges. Cuando el enemigo ve que te expones, sabe que no estás bromeando.
10. Deja que entre algo nuevo para destruir un límite
Introduce algo nuevo, sorprendente, y erosionarás la convicción del oponente. No rechaces cosas, como nuevas ideas o colegas, acógelo todo en tu proyecto.
11. Conduce tu campaña totalmente a la vista y a quemarropa
Dí lo que quieres, en vez de decir de qué te quejas. Y explica también cómo intentarás conseguirlo. Quien comparte información triunfa sobre el propietario de la información. La información que escondes te debilita.
12. Mantente firme en tu papel
a) Entiende qué hay detrás del antagonismo de tu oponente. Quizás está más preocupado por su propio éxito que por su enfrentamiento contigo. Mucha gente en realidad no quiere luchar. Quiere ganar.
b) Si eres el objetivo de alguien, es posible que se sienta más atacado por algo que representas que por tí mismo. Entonces, conviértete en la imagen total de lo que teme tu enemigo. Jugar un rol deliberadamente puede sorprender al oponente más intransigente y acabar con su antagonismo. De repente, eres la imagen que los otros tienen de ti y empiezan a aceptar lo que hasta ahora habían odiado. Es como si ellos te hubiesen creado y tuviesen que amar aquello que han creado.
13. Entrena a tu voz interior a “aguantar la respiración” por un momento
Haz las cosas con calma. Toma el mando cuando estés preparado. Aguantar la respiración, cuando el mundo jadea y corre, te permite descansar y aumentar tu comprensión de la situación. Te da poder. Fuerza al enemigo a actuar, a mostrar su estrategia e incluso puede acabar haciendo el trabajo que querías que se hiciese.
14. Apela a lo mejor de tus enemigos
Demuestra una confianza perfecta en tu oponente. Expresa tu fe en que no quiere hacerte daño. Explícale cómo no va a perder nada por colaborar contigo, que de hecho ganará más. Tu disposición debe ser ofrecerle el coraje de cambiar. Mucha gente quiere hacer las cosas bien, sólo necesitan que se les recuerden sus mejores instintos y sentido del juego limpio.
15. Confía en tí mismo tanto para el sufrimiento como para el triunfo
No vayas a los enemigos de tu enemigo, buscando su favor para ir juntos contra tu adversario. Si Gandhi hubiese aceptado el apoyo de los Estados Unidos en su confrontación con los británicos, habría acabado con sus posibilidades de conseguir una victoria limpia. Su batalla por la libertad se habría diluido en una disputa entre los imperialismos británico y americano.
16. Préparate para reajustar tu estrategia y objetivos
a) Debes estar siempre preparado para persuadir a los otros, así como para que te persuadan a tí. No insistas en nada. No te pelees por principio. Deja que tus errores te cambien. Guíate por lo que, en condiciones cambiantes, es verdadero para tí. Sé firme y flexible a la vez.
b) Actúa, en principio, dentro de la legalidad, de las reglas del juego que has establecido con tu enemigo. A partir de estos límites, debes aceptar e incluso pedir el castigo si decides romperlos. Gandhi pidió que le llevaran a prisión.
c) Entiende que nunca conseguirás un gran derecho sin correr un gran riesgo. Una princesa se salta las normas sólo una vez, como una declaración de guerra. Cuando los colonos americanos se negaron a pagar la tasa del té al Parlamento Británico y lo tiraron al puerto de Boston, ayudaron a empezar una revolución.
17. Prefiere cualquier sufrimiento, incluso la pérdida o humillación, antes que mostrar que tu ego es más importante que tu objetivo
a) Si tu adversario sabe que puede humillarte pero no destruirte, no tiene poder sobre tí. Parará de intentar herirte. Muéstrale tu fe en su incapacidad de persistir en hacerte daño.
b) No te detengas por pequeñas derrotas. Define la confrontación en términos de una guerra larga.
c) La ira contra el adversario y la ira contra uno mismo son inseparables. Vencer al oponente y vencerse a uno mismo son lo mismo. Todo enemigo es alguien en guerra con él mismo. Tú, sencillamente, eres alguien que pasaba por allí. Desarmar a un antagonista de su ira es un poder más grande que todas las armas.
18. El último poder es el poder del adiós
a) Si los has intentado todo y el oponente sigue siendo un adversario, vete. Es la única forma de conservar tus energías para otro día. Hay un dicho Budista: “Debes cerrar el libro”. Lo mejor de la sabiduría consiste en cortar con las cosas, saber qué debe terminar y cuándo y cómo terminarlo.
b) Hay dos tipos de finales: la buena destrucción y la mala. La mala destrucción es autodestrucción, significa destruir las cosas prematuramente, sin darles la oportunidad de madurar.
c) El poder del adiós reside en la buena destrucción, en el final limpio. Acabar con un amante que no te honra, con un trabajo que ya no te es útil. Con ellos vienen los buenos comienzos. Lo que realmente distingue a las princesas es que dicen no a los otros y a ellas mismas con muchas más frecuencia que el resto de mujeres. Ser fuerte para decirse no a ellas mismas significa que cada sí es real. No hay mayor poder que la libertad de irse.