A Sir John Polkinghorne, ex-profesor de la Universidad de Cambridge, un día se le quedó pequeña la física teórica y decidió convertirse en sacerdote anglicano para intentar explicar con fe lo que se le escapaba con el razonamiento científico. Podemos saber más sobre sus reflexiones, muy interesantes por otra parte, en una entrevista en video o transcrita.
Algunas de las cosas que dice, a muy grandes rasgos, son que el mal o el sufrimiento son la consecuencia derivada del precio de la vida, y que la Belleza solo es explicable por la existencia de una mano superior.
Los científicos brillantes en sus razonamientos y teorías científicas pero que no soportan los cabos sueltos y que sienten la necesidad de una explicación global siempre usan el comodín de la Belleza (por ejemplo Theilhard de Chardin). Nos impresiona más el hecho de que podamos apreciarla que ella en sí. Pero esta capacidad, ¿no será simplemente una herramienta necesaria para el ser humano en su evolución? ¿No es algo únicamente subjetivo? ¿Tiene algún fin en sí misma?