El intenso debate que se está viviendo en Internet sobre el intercambio de archivos mediante la tecnología Peer-to-peer se alimenta cada día con nuevos casos y resoluciones legales en todo el mundo.
Mientras tanto, los estamentos gubernamentales hacen campañas contra la piratería, con seguimiento por parte de las televisiones, mezclando en una enorme bola informe conceptos tan dispares como el top manta, descargas p2p, ilegalidad, falta de respeto a los autores… con el objetivo de criminalizar al usuario que se baja películas, música, etc. Es algo así como el mismo título de este artículo: mezcla piratería con P2P. En las televisiones tras una noticia de asesinos o estafadores aparece otra del intercambio de archivos en internet, con el objetivo de asociar una cosa con otra. Con esto confunden a los más débiles, ya que a estas alturas cualquiera mínimamente intereasado en estos temas, sabe que, hoy por hoy, bajarse una canción para su uso personal y sin ánimo de lucro es perfectamente legal. En “Copia este libro“, David Bravo explica perfectamente el estado de las leyes al respecto.
Otras consideraciones estriban en la moralidad de esta práctica, o el perjuicio que conlleva para los creadores. Este tipo de argumentos son los que esgrimen las discográficas para revestirse de la dignidad moral que no tienen. Simplemente, como opinión mayoritaria de los internautas, quieren seguir manteniendo a la gallina de los huevos de oro que se resiente en esta nueva época de las tecnologías digitales. Es decir, existe una resistencia natural a la desaparición de un modelo de negocio obsoleto.
Con las nuevas tecnologías la cultura se ha democratizado; es decir, es accesible para todo el mundo. Si la escritura era de las cosas más democráticas que existían (ya que solo necesitas lápiz y talento), ahora se ha sumado al carro la música; cualquiera puede crearla en su casa con un ordenador y un software mínimo y en general freeware. Esta es la otra cara de la moneda.
En cuanto al perjuicio para autores y discográficas (en el caso, más latente, de la musica) haría una pequeña distinción: Si la creación está dirigida a ser cultura, o a ser mero producto de consumo. Si sucede esto último, cada copia bajada de internet supone un perjuicio (aunque es legal) ya que se ha consumido el producto y ya no se compra. En el caso de que sea cultura (como medio de entretenimiento, pero cultura al fin y al cabo), sucede todo lo contrario: el simple acceso universal a la obra le proporciona un valor añadido: su mayor conocimiento.
Con este acceso libre a la cultura conoces la obra de muchos creadores, y si te gustan, te la compras, vas a sus conciertos, les sigues y sus retribuciones tanto económicas como morales aumentan, además de enriquecerse uno mismo. Y esto pasa con todos los autores, sean de los buenos o de los malos.
Lo que pasa es que la cultura es un arma, y los que la tenían pierden esa ventaja, y cuanta más cultura menos manejable es la persona, menos consumirá por consumir, y ya se sabe como va el tema de la economía mundial, y quizá resultará más dificil manejar a las masas desde el gobierno… aunque ese ya es otro tema.